lunes, 24 de diciembre de 2012

Peludos Textos














PELUDOS TEXTOS
Espero, que no seas boludo, y no te dé asco… pero tengo el cogote peludo, me tengo que pelar y acicalar en tu casa, por eso, ¡nada de “pete loco" apenas te vea…!
Alejandro Arena
La manivela (2012)




(Fotos e ilustraciones: Edgar De Santo
Compaginación: DCV Paula Romero
Todos los derechos reservados/2012
Editorial 3 Negras-La Plata-2012)










Las papas
(de El preferido 2009)
La papa podrida no siempre está podrida.
Hay papas calientes.
Y hay papitas.
Hay papotas, pero ay, mamita,
Hay papas viejitas,
hay papas de amor.
Sin vestidos de novia.
A veces las papas son de carne.








Agarrá el odio

1-
Cuando me agarra el odio sé que soy un sorete. Di una pitada al cigarrillo y me dije que estaba bien. Ser /sorete. Estaba en plan de dejarme la barba no sólo larga sino grande. Un flor de sorete. Me había agarrado el odio, y para hacer justicia, tenía que empezar por mí. La forma más sencilla es tener mi cara con mucho pelo. Como un ciruja o una ciruja. Y después dejarme culear por una atorrante.
Una buena cosa es empezar por dar la jeta.

2-
Creció la barba, decidí cortarle un poco los costados, cosa de ser un sorete afilado. Encontré a un morocho petiso, con lindo pingo. Era pasivo, vale decir que no sólo ponía el culo y demandaba cosas, era pasivo. Y bueh, la cosa era ser un sorete. Me quedé un tiempito con él. Me terminó culeando de lo lindo.
Profundizar la soretez tiene problemas. La barba aún no era suficientemente larga. Me dijo que era lumpen. ¡Qué sé yo de lunfardo! Pero me dio la oportunidad de hacer crecer la soretez.
Después de la última culeada, lo cagué a palos. Andá a saber qué pasó después de que me gritó borracho de mierda. Al menos entendió algo al nombrar la mierda.




3-
Ya tengo una flor de barba. Los chongos me dicen chongadas. Una noche en el bar uno hizo carambola y me dijo empastado cara de sorete. Lindo poema de amor. Terminamos en el baldío en cuatro patas. La barba se quedó llena de tierra y cachos de pasto seco.



4-
El pecho ancho que tengo está tapado por la cortina que arma mi barba. ¿Dónde se ha visto algo así? Ser metro sexual es no tener pelos, me dijo el mancebo. Cállate y seguí culeando, ando con el odio.

5-
Diego dijo “juntitos”…pensé que juntitas las pelotas. La barba no es de papanuel, es una barba oscura, del color de la mierda, del humus que se forma de tanta cosa podrida. Ey Diego, juntitos las pelotas, fijate vos quien se me pone juntito a mí con este cacho de barba.

6-
Manga de culeados, ¿se afeitan la barba para tapar lo sorete que son? ¿Qué hacen cuando les agarra el odio? ¿Se depilan con una tenaza? Y escuchamos cumbia para aturdir el odio o emanamos ondas de amor y paz. ¿Por qué no agarrar el odio? De los pelos de una barba es un buen comienzo. Dejate la barba chabón, bien larga, así te agarro el odio y te lo arranco.

7-
Un bigotito y una barbita candado es de puto cantado. Es un odio a medias. Un odio escondido entre los pliegues del orto. ¡Hagamos el amor no hagamos la guerra! Qué pedazo de nabos, ¿acaso el garche no puede ser una tecnología del odio?

8-
Agarrame la barba, acariciame el odio. No tengo la barba del Che ni de Jesú. ¿Quién se anima a tocar al odio? ¿Quién mira al odio? Dale bolú, acariciame la barba. Lo demás viene solo. Hay que dejar de ser cagones para mirar el odio, para agarrar el odio y después hacer otra cosa.
Si querés. Poné la jeta, llevá la marca en la jeta.


9-
Si la tersura de tu piel es como una seda tenés el amor a tus pies. ¿La tersura es la ternura? ¿No me digás? ¿Todo debe ser en susurros? “Monumentos de inercias” dijo un tipo que dicen es un capo. Tengan la tersura y los susurros de amor, todo bien. No es la única manera. Tengo ejércitos que cabalgan por los pelos y el vozarrón que me tocó. Mala suerte. ¿Mala suerte?
Ningún cuerpo es puerco. A lo sumo es un cuerpo que no te gusta. Alguien que no te gusta.

10-

No pienso dejar de agarrar al odio. Y de que me agarre. Eso del diablo y la luz y las tinieblas y el paraíso y el placer son las imágenes del odio hechas palabritas. Cuando me agarra el odio es cuando el otro, vos por ahí que estás leyendo, no te hacés cargo que me dejo la barba larga, de sorete, para arruinar mi jeta y no arruinar la tuya.


















Tríptico
Uno
Léame en voz alta en voz baja sin correr su cuerpo del estado de adormilamiento que las sábanas provocan enroscadas por demás sin más ni más porque sus palabras no las escucho ni sus pensamientos porque no los hay simplemente al menos estire su mano para pensar que no es la muerte y que el frío de su estado no es frío del alma sino que la calentura no corre por su sangre y que no es de arisco sino de vacío que las cosas son como son léame alguna vez usted y no me venga con la dificultad del enrosque ni del frío ni de las sábanas léame su cabeza diga lo que las palabras en argentino dicen y no otras de libros mal hojeados ajados en sus manos sin que tiemblen tiemble el pulso cerebral y que permanezca el abrazo leído de su pensamiento extremo extraño el movimiento de la boca que lee el propio pensamiento desmesurado por las apariencias de viento arrasado por la química y el ser/estar de cada cual es complicado como los flancos del cuerpo sin pelos, en la lengua.



Dos
Llame cuando quiera total no pasa nada todo tranquilo pregunte y no cuente total no pasa nada piense en libre que para usted libre es como taxi con el cartelito del techo prendido prenda la mirada vivida a algún colectivo que de a dos también se existe llame y rompa el sueño sueño que no alcanza con vivir la literalidad pajera llame con palabras telefónicas total no pasa nada y nada el pez cuando el gato toma de su agua y la mentira es como una lapicera que no anda que porque está está y no anda y la puteada emerge del fondo del garguero cuando hay que escribir alguna urgencia ordinaria como los deditos presurosos en el telefonito de bolsillo con aires de médico de circo y la mirada enturbiada de ansias por llamar llame exagerado aquello que en el celular no tiene cara y donde la falopa del pelo galopa para no detener la cabeza enmarañada los años de llamadas interrumpidas por miradas son un juego raro de pajitas en la cara y de guascazos errabundos y parálisis de las lágrimas y la culpa la tiene el chancho porque nunca llame a la encrucijada de no tener un diccionario para todas las palabras.
Llame cuando quiera total las palabras ya no tienen carga.


Tres
Juegue nomás su cara me conmueve ribazo de un río perpetrado juegue el juego de la jeta oblicua como mansa pero pedregosa que me abisma vaya saber en qué cosa que no me acuerdo del todo pero que remueve aguas turbias y no rubias sino contrastadas por una piel con poca huella muelle de la boca bocanada trasladada al deseo de comer besos y derribar la niebla entre nuestras caras juegue la cara de infortunio para darme ramas entrecruzadas juegue con su cara sobre mi barba encrespada como gallo que se asusta entre las gallinas excitadas revise el juego de caras como sobrenadas con ojos agujeros y cejas levantadas cara con voz ronca a fuerza de tristezas ocultadas a la puerilidad de su cara que juega conmigo la herida de lo que se hace con nada con la desaparición a modo de juego de esconder la cara regazo del pingo la cara ofuscada que no tiene cara de amor como si tuviera cara juegue nomás con la idea de que cara o seca está tirada rompiendo los últimos frutos de mi cara ya jugada.













El baño turco

Truenan los besos profundos
que quiebran la garganta.

El osado anillo.
(llamalo ojete)

La manera de apoyar tu cara
esquivando
el encuentro
con la jeta
agitada.

Por la calentura.

La realidad en partes
pretende, agonizante
de pelos en plata
sobre carne,
garcharse.


Dos osos basculan
sin importarles la felicidad.

La vulnerable vara.
(llamala pingo)

Eterniza broncas
en una película
webeada.












Macho

El cuerpo estirado de contracciones intelectuales.
La voz engrosada de seguridades no adquiridas.
La comunión de una literatura entrecruzada
de pijazos cerebrales.

Chino bueno pomada buena...
Por descubrir creaciones
de timideces
auscultadas.

Lágrimas disecadas
de varón honroso.

Gritos solapados
entre los pelos del bigote.

Y una luz dicroica
en las pupilas asombradas.

Desgarrar una notoriedad transitoria
de maricón despiadado.

Estás sólo frente a la taza de café con leche
preguntándote
por qué no entendés, qué te pasa, cada mañana,
cuando descubrís
que las vías de tu ferrocarril,
recortado desde el cuadrado de tu ventana
no tienen nombre de mujer

lunes, 8 de octubre de 2012

Damn

Escucho tus labios cerrados. Un puñetazo en mi panza al sentirte. Placer. Dudo de que estés ahí, me asombro de que estás ahí…durmiendo a mi lado. No pienso. Es mentira, tengo una licuadora en revoluciones urgentes y tenaces. Siento aquello que pensé que estaba ya perdido. “Temor y temblor”… Me decís con una canción: “no temas, no hay por qué temer.” No tengo acceso a vos. No puedo llamarte. No sé llamarte. Sigue tu canción (porque ahora es tuya): “En otros cuerpos nuestras almas se encontraran, en otra galaxia volveremos a estar juntos” El espacio se me torna apretado, con la curvatura de la obsesión. No te conozco pero sí me conozco. Llevás tallado en tu cuerpo la forma de mi deseo. “…tu mirada grabada por siempre en mi…” Y los buenos ciudadanos me dieron dos señalamientos al hablarles de vos: marcaron mi madurez (por no decirme viejo) y tú espesa juventud. No lo niego. Sé que existe lo razonable. Y nunca pude serlo mucho. Del todo. Vuelvo a elegir la magia. Hay un naipe que me une a vos.Quiero a esa carta, a ese tarot gastado de anuncios esperados. Esta carta está en tu frente. La miro fijo. Te miro fijo. Y finalmente te reconozco: sos vos. “Supe que eras vos”. No cojas más con frazadas, acá estoy.

 EDS
8 de octubre de 2012